miércoles, 24 de febrero de 2010

LO QUE YO CREO

Cada día que amanece comenzamos a vivir, comenzamos a despertar a esa realidad que nos ha tocado vivir.
Observamos el entorno solos, desnudos, con todos nuestros pensamientos, y tomamos conciencia.

En ese preciso instante de estar allí, y de que nunca más estaremos en ese mismo presente.

Así comenzamos a existir, a movernos cada cual con su propio ritmo y sus ritos, conservando recuerdos del mundo sutil del descanso nocturno, y es cuando comenzamos a sentir esa alquimia personal que nos hará abandonar esa vida rutinaria.

Pero ¿cómo reconocerlo?, ¿Cómo interpretar los signos?. Para conseguir ese estado es necesario vivir con fuerza, voluntad, y una ejercitación de manera que podamos sentir el “ KI “ personal, y es el AIKIDO, el que reúne estas cualidades, pues nos permite colocar nuestro centro correctamente, estabilizando el eje por el cuál gira toda nuestra vida.

Así cada vez que entramos en un DOJO estamos abriendo las puertas a un mundo de armonía y amor, al comenzar la clase con el saludo estamos llevando nuestro yo al centro de nuestro ser, los movimientos circulares imitando el desplazamiento de las esferas, sintiendo todo esto con los pies desnudos sobre el TATAMI y sudando, expandiendo nuestro “ KI “ hacia el infinito, sintiendo la esencia profunda de la no-violencia, de la no-competitividad que nos inspira la practica y que nos da esa característica única en las Artes Marciales, y es a la vez este AMOR lo que lo hace implacable y contundente, ya que podemos detectar mediante la practica cualquier emanación agresiva del oponente.

Parece extraño que un Arte Marcial esté relacionado con los principios de ARMONÍA y AMOR,pero, este es el fin único del AIKIDO, por eso debemos ser uno con todo lo que nos rodea en cualquier circunstancia.
Los movimientos del AIKIDO requieren una coordinación de cuerpo y espíritu, y cuándo esto se logra las formas desaparecen, sólo queda el movimiento continuo de la naturaleza expresado en movimientos circulares y elípticos y en la proyección de la energía.

Las personas conocen su fuerza física, pero, no conocen su fuerza espiritual, por eso, uno de los objetivos del AIKIDO es ayudarnos a conseguir la forma de llenar nuestro cuerpo de “ KI “.

La práctica continúa de los ejercicios del AIKIDO, hace desaparecer los estados de temor o ansiedad y falta de confianza, por eso, mediante una práctica sincera y continua alcanzaremos la armonía universal a través de los principios del YIN y del YANG.


Escribí esto en la soledad de la noche, donde mis pensamientos son claros.

1 comentario:

Escuela de Aikido de Malaga dijo...

El aikido no es una filosofia. El aikido es la expresión, y la revelacion verdaderas de la evolucion constante del universo, cuyo objetivo - el takemusu aiki- consiste en experimentar los mecanismos de la naturaleza a traves del entrenamiento y poner en practica las teorias en la vida cotidiana.