Esta noción es directamente descendiente de la tradición japonesa y es indispensable comprenderlo bien para aprovechar plenamente la enseñanza. El Dojo es el lugar de la práctica, de la iluminación, del encuentro con el ser que todos llevamos dentro.
Debe ser considerado como un lugar privilegiado, regido por reglas que pueden resultar chocantes pero que todas se justifican por la voluntad de orientar la actitud y la atención del practicante, a fin de dar densidad y Profundidad a este espacio-tiempo tan particular.
sábado, 13 de marzo de 2010
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